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El gestualismo de lo súbito y de lo prolongado, es hacer reversible la resistencia y moldear la vivencia para acercarse plásticamente a la esencia del pasado en el aquí y el ahora. Fabricar desde el diseño vasariano y del movimiento moderno, es transformar la inspiración, el latido y la emoción; transmutar la catarsis y el deseo, convertir en maleable la resistencia de lo industrial y de lo tradicional, confrontarse y aferrarse al elemento.

Natha Piña se impulsa en la abstracción matérica de lo encontrado, desde el matière trouvé, en lo artificial y en lo orgánico, a través de la singularidad de su propio estilo. La creadora configura una metamorfosis a partir de la contemplación detenida y el devenir del tiempo, para descubrir la acción paleolítica y tecnológica mediante la química antrópica y la ciencia vivencial atemporal. Es así como brotan horizontes para entrar en lo consciente: capas, eras, testimonios que nacen de la piel de la memoria, del estrato plástico, edades vitales que plasman el eterno retorno a la existencia desde la materia prima a la obra final, elaborada con la proporción consciente y racional del pensamiento, y también del estímulo.

¿Es elástica la dureza? Piña es la artífice de una fabril transmutación que emerge. La artista prospecta hacia el material que, a su vez, la llama. A partir de ese instante se detiene y se producen oxidaciones, adaptaciones, elongaciones. Diversificar, reciclar, talar, hacer flexible, serrar o curvar, elementos ´imposibles´, renovando lo inventado en un proceso de acción. La sustancia y el objeto se ligan en técnicas mixtas de maderas, gomas, óleos, acrílicos, hierros…  

La autora de lo Ductile es volumétrica, geométrica, asimétrica, simbólica y estética. En su obra viva está el efecto de lo táctil, de la textura y de los aspectos formales propios de la contemporaneidad clásica, replanteada y respetada. Nada es por casualidad en su particular canon cromático de rojos, ocres, blancos, cremas, cobres o áureos.
Esta constructora, con reminiscencias del movimiento Bauhaus, incorpora su particular funcionalismo libre y expresivo en lo cúbico, en lo medido, en esas composiciones reticuladas que contienen paramentos y en sus campos de acción curvilíneos y mullidos que dibujan blanduras.

Natha Piña es la obra viva, el decollage casual y solitario que alumbra libre y conscientemente la materia transformada en arte. Y después llega la audiencia que se hace eco y a quien cautiva  ese rebosar que trasciende la mesura.

Rocío Penco Valenzuela. Historiadora del Arte.

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